lunes, 22 de julio de 2013

A mano amada...

...Cuando la noche impone su costumbre de insomnio, y convierte cada minuto en el aniversario de todos los sucesos de una vida, allí, en la esquina más negra del desamparo, donde el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras, los recuerdos me asaltan.
Unos empuñan tu mirada verde, otros apoyan en mi espalda el alma blanca de un lejano sueño, y con voz inaudible, con implacables labios silenciosos, ¡el olvido o la vida! me reclaman.
Reconozco los rostros. No hurto el cuerpo. Cierro los ojos para ver y siento que me apuñalan fría, justamente, con ese hierro viejo: la memoria.